Yo te avisé
Soy una persona instintivamente positiva.
No es extraño que usted se cruce conmigo por la calle, y me reconozca por el sólo hecho de que voy sonriendo. Usted, es claro, no sabrá por qué sonrío.
Pues sonrío porque no hay motivo alguno para estar con cara seria, y así voy.
Cuando otros miran ansiosamente la calle a la espera de que aparezca el colectivo, me descubrirá ocupada analizando minuciosamente un árbol cercano en busca de la rama en la que se encuentre posado el pajarito que canta y al que usted, seguramente, no ha oído.
Cuando otros bufan en el asiento del subte porque hace calor, me encontrará a mí, de pie, concentradísima en mi libro, y con la calma que transmite un atardecer en la playa.
Cuando otros estén en la puerta del colegio protestando porque tal o cual docente se ha vuelto en contra de sus hijos, me verá a mí absorta observando como mi crio se pierde entre el animado juego del patio.
Eso sí: si osara usted pasar a menos de 1 km. de mí con su escape abierto, no diga luego que le ha sorprendido el ladrillazo en la luneta.
No es extraño que usted se cruce conmigo por la calle, y me reconozca por el sólo hecho de que voy sonriendo. Usted, es claro, no sabrá por qué sonrío.
Pues sonrío porque no hay motivo alguno para estar con cara seria, y así voy.
Cuando otros miran ansiosamente la calle a la espera de que aparezca el colectivo, me descubrirá ocupada analizando minuciosamente un árbol cercano en busca de la rama en la que se encuentre posado el pajarito que canta y al que usted, seguramente, no ha oído.
Cuando otros bufan en el asiento del subte porque hace calor, me encontrará a mí, de pie, concentradísima en mi libro, y con la calma que transmite un atardecer en la playa.
Cuando otros estén en la puerta del colegio protestando porque tal o cual docente se ha vuelto en contra de sus hijos, me verá a mí absorta observando como mi crio se pierde entre el animado juego del patio.
Eso sí: si osara usted pasar a menos de 1 km. de mí con su escape abierto, no diga luego que le ha sorprendido el ladrillazo en la luneta.
Etiquetas:
Arena en el craneo
2 comentarios:
Y hojaldre con los bocinazos. Siempre puteo cuando voy caminando y suena una bocina cerquita de mí.
No lo puedo evitar. El "lachonchadetuhermana" me sale como acto reflejo.
Pat: a los bocinazos ya soy inmune, porque sino sería imposible vivir en Baires.
Sin embargo, cuando manejo y me tocan bocina para operar el sobrepaso imposible, amable y positivamente, saco el bracito por la ventanilla, y siempre con una sonrisa, hago señas para que intente pasar por arriba.
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