Ahora que puedo, digo ...
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A mi me gustaría morirme así. De viejita, dormida, rodeada de mi familia, en mi casa.
Todo parecía natural y soñado, entonces, de dónde venía tanta desesperación?
- Trabajo a 30 metros de la casa de Alfonsín. El miércoles, la zona de mi trabajo era la imagen de la angustia.
- Como trabajé el 2 de abril, asistí desde la ventana de mi oficina al paso del cortejo fúnebre.
Me generan morbosa curiosidad las manifestaciones de devoción colectivas. Y también, me causan cierta envidia.
Desde un escepticismo militante, participo observando con asombro de aquellos fenómenos que provocan sentimientos tan profundos y elocuentes que traspasan la contención del cuerpo sin pudores.
El jueves, todos lloraban, mucho, fuerte, con desconsuelo. Y empecé a llorar también.
- Creo que no llorábamos a Raul Ricardo Alfonsín. Creo que llorábamos la muerte de una estirpe, el fallecimiento de la ilusión, la desaparición de la confianza, la pérdida del optimismo, el entusiasmo, el compromiso. Creo que llorábamos por la violación de la esperanza, ultrajada, manoseada.
Cómo llorábamos!
- El día en que la honestidad, la coherencia y la honradez se convirtieron en virtudes extraordinarias, empezamos a velar a un hombre, porque las representaba.
No llorábamos a Raúl Ricardo Alfonsín, que se murio de viejito, en su casa, rodeado de su familia. Llorábamos los valores que representaba. Llorábamos por lo que vino después. Llorábamos porque los pusimos nosotros.
Lloremos. Lloremos fuerte. Hasta que no nos desahoguemos, no tendremos fuerza para exigir de nuevo.
FINAL "El padre de la democracia"
Siento que la desesperación ante la muerte de este padre demuestra nuestra propia incapacidad para reconocer que crecimos, que somos adultos, y que tenemos que asumir la responsabilidad por nuestra vida y hacernos cargo de las consecuencias de nuestras desiciones.
Que en paz descances, hombre coherente. Ojalá seamos dignos de conducir nuestro destino. Amén.
5 comentarios:
Eso sentí al ver esto, pero vos sabés transmitirlo en palabras.
;) servi
Me sumo al último párrafo. Vayan tus palabras para los giles que analizaban si representaba o no esos valores: ¿importa?
Lamentablemente, la honestidad, la coherencia y la honradez no debieron convertirse nunca en "virtudes extraordinarias"...
Muy cierto. Y muy triste...
Rapote
PD: Se le "fugaron" las imágenes.
Rapote: Si, ser honesto es extraordinario, estamos en serios problemas =P
Gracias por avisarme que el eter se había tragado las imágenes. Ahí se las subí de nuevo.
La tapa de la revista fue premonitoria, no?
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